Somos conscientes en estas páginas de que la historiografía centroamericana todavía tiene problemas con la historia política. No hablemos el que representan los mitos. Esa historia política edificante, que ha supeditado la verdad a la ejemplaridad, con el objeto de imponer un tipo de conducta social. Pero, el estudio de la historia centroamericana tiene, además, grandes lagunas. Hasta ahora en la región ha prevalecido una interpretación que se centra en un criterio de con-tinuum político: independencia -república - reforma liberal - democracia, y que tiene como particularidad sostener que el resultado presente viene a demostrar la predestinación de ese gran producto de la historia decimonónica: el Estado-nación. Esta visión telológica, por ende moral, es en gran parte la responsable de las lagunas, pues para ella basta con estudiar ciertas coyunturas políticas o socio-económicas y redondear una historia total.