La autobiografía de George Müller, al que algunos llaman el apóstol de la fe, es la historia sobre los tratos de Dios con un hombre de oración.
Describe la vida de este siervo alemán, que por medio de la fe y la oración, fundó orfanatos en Bristol, Inglaterra, los cuales llegaron a albergar a lo largo del tiempo unos 120,000 huérfanos; y nos deja al descubierto la manera como este hombre, que vivía en relativa pobreza, pudo realizar todo esto sin hacer ninguna solicitud de dinero a hombre alguno, y aún así, en aquel tiempo recibió donaciones por aproximadamente un millón de libras, equivalentes a 100 millones de libras de este tiempo. De eso trata este pequeño libro.
Pero para que nadie se confunda, la vida de George Müller no tiene nada que ver con “hacer pactos con Dios”, o con el “evangelio de la prosperidad”. Tiene que ver con darle la gloria exclusivamente al Dios viviente y de someterse a la voluntad del Dios Todopoderoso.
Algunos libros hablan sobre los “secretos de la oración”, y frases semejantes a esta. Pero no existe “secreto” alguno en las páginas de la obra de George Müller. Él nos recuerda lo ya sabemos, que para triunfar en la oración, así como en cualquier otro aspecto de la vida, debemos ser constantes. Cuando este humilde siervo del Señor hablaba de perseverancia, se refería a orar casi cada día por un asunto a lo largo de !3 años, o aún siete de ser necesario¡; hasta que el Señor le respondiera.
Pero contrario a lo que pudiéramos pensar por la cantidad de donaciones recibidas, George Müller fue probado constantemente en su fe, situaciones que de no ser por la confianza en Dios, hubieran abrumado a cualquier hombre, incluyendo a este siervo.
El siempre dependió del Señor en todos los aspectos de su vida, no solamente en lo que corresponde al dinero, sino que aprendió a desarrollar un espíritu de oración, a fin de buscar a Dios en todo tiempo, para que fuera el Señor quien llevara todas las cargas de la obra.
El mismo George Müller escribe en estas páginas, que esta clase de bendiciones no están restringidas a unos cuantos, sino que están abiertas para todo el pueblo de Dios, siempre y cuando se busque la gloria de Dios y no de uno mismo.
Este pequeño diario de oración nos muestra la manera en que él lo hacía: mucha lectura y meditación de la Palabra, y oración en todo tiempo. En ese orden.
