En el complejo y vibrante laboratorio a cielo abierto de nuestros espacios urbanos, donde se manifiestan nuestras contradicciones y se experimentan los cambios en los hábitos y modos de vida, se concentran también los grandes retos del desarrollo de la humanidad. Ante el triple desafío ecológico, económico y social al que nos enfrentamos, Carlos Moreno propone replantear la ciudad a partir del uso, la proximidad y la supresión de los desplazamientos. Lo que ha denominado «la ciudad de los quince minutos» supone otro modo de vivir, de consumir, de trabajar, de estar en la ciudad; implica repensar el modo de desplazarse, de recorrer el espacio, de explorarlo, de descubrirlo.
La ciudad de los quince minutos busca recuperar el carácter multipolar de las urbes, acercar los servicios a la gente, dar más importancia a lo local, recuperar los vínculos de vecindad, salir del estatus social impuesto por el mundo del trabajo y guardar las distancias con esa ciudad entregada a los coches para recuperar el amor por los lugares. La ciudad multicéntrica está ahí para dinamitar todo eso: para recuperar el carácter particular y el espíritu de cada ciudad y ofrecer la ocasión de retomar el control del tiempo de nuestra vida.