Una hora antes de la medianoche del dia 18 de agosto de 1948, un coronel ucraniano yacía muerto en una prisión soviética de Kiev. Había sido espía en Viena,trabajando primero contra Hitler durante la Segunda Guerra Mundial y, después, contra Stalin en los primeros años de la guerra fría. Había eludido la Gestapo, pero no el contra espionaje soviético. Un día, el coronel ucraniano dijo a sus colegas que salía a almorzar y nunca más volvió a ser visto en Viena. Fue secuestrado por soldados del Ejército Rojo, llevado en avión a la Unión Soviética e interrogado más de lo que un hombre puede soportar.Murió en el hospital de la prisión y fue enterrado en una tumba sin lápida.
Había nacido en 1895 en el seno de la familia más antigua y grande de Europa. Descendiente de emperadores,se llamaba Guillermo y era un príncipe Habsburgo. Su destino empezó a forjarse durante la Primera Guerra Mundial, cuando decide aprender la lengua ucraniana y ponerse al frente de las tropas ucranianas durante el conflicto. Desde 1918, trabajó para forjar la conciencia nacional entre los campesinos y ayudó a los pobres a conservar la tierra que habían quitado a los ricos. Se convirtió en una leyenda a lo largo y ancho del país: el Habsburgo que hablaba ucraniano, el archiduque que amaba a la gente corriente, el Príncipe Rojo.
A través de la fascinante personalidad de Guillermo,Timothy Snyder traza el enfrentamiento entre una idea de Europa por encima de las naciones, la que durante seis siglos de poder initerrumpido representaron los Habsburgo, y la idea de nación como expresión de hechos inalterables del pasado antes que voluntad humana en el presente, como la consideraban tanto nazis como soviéticos. Hoy ninguno de ellos pervive, pero Europa sigue debatiéndose entre ambas opciones. El Príncipe Rojo optó por la libertad de los pueblos y fue juzgado y sentenciado por los dos totalitarismos. Esta es su historia.