Viajes al País de Elal recoge las notas de cinco periplos de Xavier Alcalá por la Patagonia, entre los paralelos 41 y 53 de latitud austral, desde 1989 a 1981. El Elal que aparece en el título era el ser creador de los indígenas que los descubridores españoles llamaban patagones. Alcalá, viajero experimentado, se mueve en avión y coche, a caballo y a pie; desde Río Negro al Magallanes, descubre heroicidades de gente que se fue perdiendo entre la costa y los Andes, por los desiertos y al lado de los lagos glaciares; y retoma historias de Argentina para ofrecer detalles que le cuentan personajes merecedores, cada uno de ellos, de un libro. Soto, el de La Patagonia Trágica y La Patagonia Rebelde, libros y película sobre el anarquismo alzado, será el personaje que más aumente de tamaño en los relatos de Xavier Alcalá, quien llega a descubrir algo desconocido por los historiadores: de donde era el gayego Soto, jefe de la Revolución Silenciada. La Patagonia había causado en el naturalista Charles Darwin –y en exploradores como George Musters o Francisco Moreno– una fascinación que aflora continuamente en la prosa de Alcalá. Si Bruce Chatwin hizo con In Patagonia un texto inexcusable para los lectores de habla inglesa, Xavier Alcalá lo hace en Viajes al País de Elal para los lectores de habla hispana. En su relato a veces coincide con Chatwin por temas y circunstancias; ambos autores se enfrentan a visiones únicas en el mundo, pero sus ópticas son diferentes. La del autor inglés tiene filtros de gringo; la del español, de criollo y “gayego”. Al final, todos los humanos somos iguales; pero –parafraseando a George Orwell– unos somos más iguales que otros.